Ni por nariz ni en colores
Por estos días, la palabra "cambio" está de moda. Nuestra política la ha puesto de moda. Pero más allá del cambio que se pretende dar a entender en las campañas de nuestros candidatos, se debe analizar lo que realmente significa este cambio. He de pensar cual es el cambio que queremos nosotros, no aquel que se nos quiere transmitir. He de pensar el cambio que le sirve a Chile.
De lleno en las elecciones, se han de analizar dos posibles escenarios con los que nos vamos a ver enfrentados, uno de los cuales será, efectivamente, el escenario en el que, queramos o no, 15 millones de personas nos vamos a mover por los siguientes cuatro años.
El primero nos habla de un triunfo por nariz, donde el bloque ahora llamado oficialista seguirá en el poder, con promesas de un autocambio y de una nueva estructuración política de sus partidos. Pero, ¿cuan efectiva será esta promesa? Nuestra incapacidad de creer en lo que los políticos nos dicen, nos lleva a tener que buscar evidencias. Y creo que no las encontramos. Dos de los actuales timoneles del bloque oficialista ya han presentado su renuncia, pero aun los vemos en las conferencias de prensa, escoltando díscolos y sentándose a su lado en señal de apoyo, y sus reemplazantes no son siquiera conocidos por la gran mayoría. Es decir, ellos siguen en el poder de sus partidos. De los otros dos, ni hablar. En este escenario, el bloque oficialista no se verá obligado a cambiar ninguna de sus prácticas habituales. Podrá seguir concediendo puestos a quienes estime conveniente, aunque no califiquen como los mejores, sólo por dar un ejemplo.
Ahora, en un segundo escenario, que se nos ha presentado en colores, con estrellas, flores, y un sinfín de ornamentos. Es un escenario en que el bloque de oposición triunfa, luego de haber cumplido por 20 años su papel de - valga la redundancia - oposición. Es en este escenario en que ambos bloques SI se verán obligados a cambiar. Por un lado tenemos al bloque de centroizquierda, que si quiere volver a tener los adeptos que en un momento tuvo, tendrá que reinventarse, rejuvenecerse, y mostrarse de una forma novedosa a su nuevo público. Por el otro lado, tenemos un bloque de centroderecha que desgraciadamente para ellos, cuenta por antonomasia con el desprecio de un sector importante de nuestra nación, por una previa dictadura que ellos han tenido que cargar en sus espaldas. Ellos deberán cumplir lo más cabalmente posible lo prometido, para probar suerte, para intentar que sean los que les escupen e insultan, los mismos que los alivien del peso de la dictadura. Unos tendrán que reinventarse, otros tendrán que organizarse. Cambio habrá.
Compatriotas, los llamo a superar el binominalismo, los llamo a sobreponerse a la lógica política de la Guerra Fría. Oxígenemos nuestra democracia. No es Frei, no es Piñera. No es Concertación, no es Coalición por el Cambio. Apostemos por una visionaria coyuntura. Apostemos por Chile.